DIVAGANDO

Repto, me arrastro. Te observo. Repto, zigzagueo y no se si estoy sola.
El río llora sobre mí. No se si sabes que se, pero es verdad. El río llora sobre mí y sobre ti. No se. Recuerda todo lo que dije de ti, todo lo que dije de mí. Me arrastro y zigzagueo sobre ti.
Mis manos lloran recuerdos de sangre y sal y probablemente el río llorará sobre mí. Prueba, vamos prueba río, y llora sobre mí y sobre ti. Las lágrimas de mis manos dejan ya de ser sangre y sal.
La fiebre me envuelve. Alrededor de mí gira la fiebre. Bésame con esta fiebre matinal. El sol y la luna me aplastan y no se si debo girar. Cuando me besas la fiebre vuelve una vez más quiéralo o no. La fiebre no para, no cesa.

Casiopea y Galatea me miran cuando tratan de extirpar al padre. Escucha mi historia de fiebre, besos, lágrimas y sangre. La fiebre dice que deje de reptar y arrastrar.
Me extiendo a la luna. Su luz me envolverá y la sangre se irá. Un solo hombre sabe que hacer. Dime cuando desapareceré en las sombras de aquel enfermo amor. Algunas preguntan ya. Un pequeño rayo repta en la piedra y se ilumina cuan mundo deshabitado. Las chicas piensan mucho más y ríen llorando sin cesar.

Pon esas palabras en mí, aquellas que no quiero decir. Sobre mí, sobre ti. Recuerda, siempre recuerda todo mientras reptas hacia la luna plateada aulladora. Recuerdos, lágrimas. Dime las tontas palabras de amor. Palabras manoseadas, insaciadas.
Llora, llora sobre la oración incompleta, inacabada. Círculos concéntricos emana de mí ser. Antes, antes era distinto.

Cuidado. Escucha. Están allí.

No me ames demasiado cuando pones tus dagas sobre mí. Tus labios como espada desgarran no sólo la carne, también la piel por capas, por estratos.
Agujeros negros, mañanas calurosas, atardecer sin nubes rojas. Acantilado sin precipicio.
Vuelve la fiebre con el fuego. Danzan, gimen, giran. Cuando el padre trate de extirpar ¿dónde quedarán Casiopea y Galatea? Nadie escucha la historia. Aún los secretos concéntricos fugan. Sólo un hombre recuerda el ser. Dime cuando desaparecerá esta tristeza. Agujeros negros me succionan y lamentablemente me devuelven sobre mí. Mentiras. Pequeñas mentiras son necesarias y nada más. Todas sobre mí, en mí, para mí.

Soy la reina de corazones vestida de Alicia guiando la hora del té. Cuando muera mi lápida vacía quedará. La señorita del tren reserva mi butaca, protege mi pasaje, asegura mi puesto.

El cielo. El cielo espera por mi y mi corazón no sabe que hacer. Sólo pienso en bailar mejilla con mejilla. El cielo se abrirá de par en par cuando en él este, y bailaremos mejilla con mejilla. Me cansaré de reptar y el río no llorará sobre mí. La fiebre no estará. El cielo en mi corazón está. El cielo soy yo. Las palabras no necesitaré, las lenguas no resistirán y la razón no primará, pues el cielo de par en par se abrirá ante mí. Baila conmigo. Después nada será. Y ya no podrás jamás dormir bailando mejilla con mejilla junto a mí.
Pero las preguntas vuelven y me lanzo al vacío. ¿Blanca, aurora? ¿Dónde están? Ruidos, murmullos, escalofríos, soledad, vacío, inmensidad, mar…Me hundo.

Está helado, Giro, giro, giro. Soy sustancia. Estoy en la línea horizontal del mar y floto. La luna da en mi cara. Me dejo llevar por las olas. Algas, extensas algas son mi cabellera y sólo me dejo llevar. Las estrellas no me miran. Escondiéndose están. Escarcha es ahora el mar. No tengo frío. Estoy en medio del todo, en mitad de la nada.
Me iré y nadie me cantará una vez más. Juntos, juntos nos mantendremos todo el tiempo. El cielo azul, la luna azul. Ellos cantarán detrás de mi y sólo dirán las palabras que quiero escuchar. El cielo y la luna lo harán. Volverán a mí.

Un, dos, tres, paz¡¡ Un dos, tres paz¡¡ Un dos, un, dos, paz¡¡, paz¡¡ Asciende, asciende. Asciende, desciende. Suave, meloso, a compás.

Cuando recuerde cada letra a solas, rodaré, rodaré en el cielo azul, con la luna azul y en mi lápida palabras habrá. Estrellas y galaxias me acompañaran. Pues un pequeño sueño tenemos. Bésame, es sólo este momento. Recuerda que tengo un pequeño sueño que soñar. Aún el río llora sobre mí. Sólo canta dulces sueños de miel. Me queda cumplir mi pequeño sueño que soñar. Dulces sueños me acompañaran. ¿Tú sueñas? ¿Tienes pequeños sueños que cumplir?

Atento. Alguien se acerca.

Señorita que canta blues ¿a dónde me llevará? ¿Mi pasaje devolverá? Señorita que canta blues, nada sucederá. Sólo el azul me salvará. Azul nada malo ocurrirá. Ni sangre, ni lágrimas, ni sal. Señorita que canta blues dígale que ella morirá, pero ahora sólo su lápida quiere llenar, pues sólo el azul la salvará. Junto a Casiopea y Galatea jugará. Señorita que canta blues dígale que ella morirá pero él no lo sabrá y su lapida no leerá, ni su sueño cumplirá. Señorita que canta blues, dígale que nunca más ella reptará.

Lloraré sobre ella lágrimas que caerán en mí. Cada rosa sin espinas se quedará, una sola cosa amará. Yo lloraré sobre ella. Hermosas melodías el viento surcará. Azul los girasoles tornarán. Yo lloraré sobre ti. Ahora sólo llora sobre mí. Llora, llora. Recuerda cada rosa sin espinas estará. Llora, llora, pues cuando encuentres el cielo azul ya no estará.