22 mayo, 2005

Una palabra tuya bastará...

Las palabras tienen un poder arrollador.
Son capaces de proporcionarnos felicidad y nos permite caminar por la vida con sentido.
También tienen la capacidad de hacernos cuestionar la realidad, las diversas y múltiples realidades y darle una forma ármonica, coherente.
Son altruistas. Nos dan fe, esperanza, energía.
Pero también son destructivas, hirientes, punzantes, cortantes.
Son capaces de generar odio y rabia hacia el otro.
Pero hay palabras que nunca se dicen.
Hay palabras que no zurcan el aire y penetran en tú alma.
Esas palabras no se quedan en el aire
Esas palabras no nacen, ni se gestan.
Esas palabras no dichas, ni pensadas, pero deseadas nos pudren en alma.
Perdimos el sentido del ser, perdidos el sentido de la vida.
Y lo único que nos queda es llorar...solo llorar.